La virtualidad demostró la importancia de contar con estrategias de organización del trabajo. No solo se trata de ordenarse a uno mismo, sino también, las labores compartidas con los demás.

Más allá de la pandemia y el home office cuasi obligado, los equipos virtuales son una realidad que nos acompaña desde el auge de Internet y las comunicaciones globalizadas. Desde hace años, miles de empresas implementan la modalidad de trabajo remoto dentro de sus estructuras productivas. El mail, Zoom, Meet y servicios de mensajería como WhatsApp han probado ser grandes aliados al momento de coordinar y organizar labores. Sin embargo, existen numerosas plataformas de trabajo colaborativo capaces de brindar procedimientos claros, ordenados y secuenciales.

Quizás una de las herramientas más conocidas sea Trello, tanto entre empresas como entre fanáticos de la organización. Su metodología de funcionamiento es muy sencilla. Cuenta con distintos tableros, que pueden identificar en tarjetas las tareas por realizar, en proceso y finalizadas. También, este sistema puede implementarse para identificar las distintas áreas o etapas involucradas en un proceso. De este modo, es posible determinar qué le corresponde encarar a cada una de ellas. A su vez, puede agregarse dentro de cada tarjeta un checklist, a fin de desmenuzar los distintos pasos que involucra cada labor. Otra ventaja es que cada tarjeta puede trasladarse de una columna a otra. Así, cada equipo podrá realizar su contribución al cumplimiento de los objetivos.

Funciones útiles:
—Agregar colaboradores.
—Indicar fechas de vencimiento.
—Añadir archivos adjuntos.
—Realizar comentarios en las tareas.
—Dar seguimiento a cada tarea.

Asana se posiciona en el mercado como la rival principal de Trello, aunque con una vuelta de tuerca. Además de ofrecer la posibilidad de crear tableros y asignar tareas, esta herramienta es capaz de abordar flujos de trabajo más complejos. Por ejemplo, permite conocer el estado de progreso de una tarea, el tiempo estimado de duración de cada una y agregar etiquetas a cada proyecto. Por otra parte, brinda la posibilidad de extraer métricas, para evaluar el desempeño de los miembros de cada equipo. ¿Un plus? Puede integrarse con otras aplicaciones, por ejemplo, Zoom y Zistemo (ideal para registrar las horas de trabajo y el tiempo dedicado a cada tarea).

Funciones útiles:
—Planificar y gestionar proyectos con un cronograma.
—Utilizar las integraciones con el email.
—Emitir informes.
—Adjuntar archivos.

De la mano de Microsoft, el mercado cuenta con otra plataforma de trabajo colaborativo. Se trata de Teams, un software que permite organizar reuniones por videollamada, chatear y organizar el trabajo desde un mismo lugar. La herramienta permite crear documentos de forma conjunta. Además, admite la integración con otras aplicaciones y de productividad, administración de proyectos o específicas del sector. Por ejemplo, puede integrarse con Trello, Adobe Creative Cloud, Zoom y Asana.

Funciones útiles:
—Uso compartido de archivos. Posibilidad de trabajar colaborativamente en Word, Excel y PowerPoint.
—Realizar videoconferencias.
—Escribir por chat.
—Salas públicas y privadas.
—Organización a través de un calendario.

Sea cual sea la opción escogida, lo importante es incoporar instrumentos que le otorguen agilidad, dinamismo y organización al trabajo. Asimismo, resulta de vital importancia distinguir las herramientas laborales de los canales de comunicación personal. Solo así podrá lograrse que el home office no acabe por consumir todos los espacios de intimidad.